La impresión 3D se ha convertido en una de las tecnologías que, junto a la inteligencia artificial, realidad aumentada, robótica avanzada y dispositivos inteligentes, constituye lo que ha sido denominado como la cuarta revolución industrial. Y es que, si bien es cierto que no es un concepto nuevo (ya que fue imaginado por primera vez en la década de los 80 por el japonés Hideo Kodama, quien encontró una nueva forma de crear objetos a través del proceso de estratificación), ha sido en los últimos años cuando ha ganado un interés excepcional, abriéndose paso en numerosas industrias donde nuevas puertas y posibilidades creativas parecen surgir de forma constante.

En el sector de la moda, este proceso, que permite crear un objeto físico a partir de un modelo digital tridimensional, tiene la capacidad de disminuir una gran cantidad de los problemas de las líneas de producción a través de una forma factible, eficiente y creativa de diseñar y producir las prendas de ropa. Así, no nos extraña que el mercado global de este sistema esté creciendo tan rápidamente, ni que la industria de la moda, que suele ser una de las primeras en adaptar las nuevas tecnologías, apueste por no perder una oportunidad que implique facilitar la libertad creativa y la experimentación, al mismo tiempo que ofrece una solución sostenible que:

 

1. Reduce los cortes y el material de desecho

Aproximadamente entre el 10% y el 20% de los textiles se desperdician durante la fabricación de prendas de vestir. Este 'residuo previo al consumo' se genera a través de errores de pintura/tejido, color y creación de prototipos, desechos de corte y materiales sobrantes, lo que constituye una gran cantidad de residuos generados, especialmente si se tiene en cuenta que se pueden necesitar alrededor de 2700 litros de agua para hacer una camiseta. 

La marca de ropa danesa, Son of a Tailor, desarrolló un jersey de punto 3D hecho a medida, que utiliza esta tecnología para tejer el producto en una sola pieza, personalizando el pedido para el consumidor y eliminando así los desperdicios preconsumo innecesarios. ¡La naturaleza precisa de la tecnología 3D!

Imagen: Son of a Tailor 

 

2. Utiliza materiales reciclables y biodegradables

Aunque las impresoras solo estaban preparadas para cierto tipo de plásticos en sus inicios, en la actualidad es posible adquirir una lista extensísima de materiales sostenibles para realizar la prenda deseada. Además, para acabar de convencer a los más reticentes, las líneas de investigación actuales se mueven, según palabras de Julia Koerner -fundadora de JK Design GmbH, una empresa que se especializa en diseño digital para impresión 3D- en poder imprimir y derretir la ropa después de su uso y reutilizarla para el siguiente atuendo. ¡A nosotros nos parece uno de los conceptos futuristas más interesantes!

3. Reduce las materias primas

Se calcula que la impresión 3D podría ahorrar hasta el 90% de los recursos utilizados en los procesos de producción, y es que estos materiales podrían incluso obtenerse, por ejemplo, a partir de los desechos de las botellas de plástico. Siguiendo esta línea, la marca estadounidense Ministry of Supply transformó 1,2 millones de botellas de agua en filamentos 3D, desviándolos así de los vertederos y evitando la emisión de 21 toneladas de CO2 a la atmósfera.

Otro ejemplo innovador de ello es la zapatilla de deporte de edición limitada AlphaEdge 4D de adidas by Stella McCartney, la cual combina tecnología de vanguardia y sostenibilidad.

Imagen: Stella McCartney 

 

A medida que la accesibilidad aumenta, vemos una evolución que se mueve desde una limitación en piezas de arte y alta costura, que con diseños tanto complejos como únicos se limitaban a la pasarela o exposiciones de arte, hacia diseños pensados para utilizarse a gran escala y para el día a día.

Para que os hagáis una idea de cómo el proceso ha ido cambiando en los últimos años, el primer diseñador en experimentar con la impresión 3D fue Danit Peleg, quien en 2015 se convirtió en la primera persona en crear una colección completa utilizando impresoras domésticas de escritorio. Tardó más de 2.000 horas en imprimir su pequeña colección, pero a partir de ese momento, al sueño de una diseñadora para su proyecto de posgrado se han unido arquitectos, ingenieros e investigadores, que asociándose a diseñadores de todo el mundo, en la actualidad son capaces de crear prendas sostenibles en incluso menos tiempo que los procesos tradicionales.

Imagen: Danit Peleg  

 

Asimismo, Iris Van Herpen es otra de las grandes pioneras en el mundo de la impresión de moda en 3D, y sus modelos han sido lucidos ​​por nombres de la talla de Teyana Taylor, Winnie Harlow y Fredrik Robertsson.

En palabras de la diseñadora: “la capacidad de variar la suavidad y la elasticidad nos inspira a diseñar una “segunda piel” para el cuerpo que actúa como una armadura en movimiento; de esta manera podemos diseñar no solo la forma de la prenda, sino también este movimiento. Las increíbles posibilidades que ofrecen estas nuevas tecnologías nos permiten reinterpretar la tradición de la alta costura como “alta costura tecnológica”, donde los delicados bordados y costuras hechos a mano se reemplazan por el código. Creo que es importante que la moda sea nuevos comienzos y autoexpresión, por lo que mi trabajo proviene en gran medida de ideas abstractas y del uso de nuevas técnicas, no de la reinvención de viejas ideas. Encuentro fascinante el proceso de impresión 3D porque será una gran fuente de inspiración para nuevas ideas”.

Imagen: Iris Van Herpen 

 

Como veis, la impresión 3D proporciona una forma viable, eficiente y sostenible de producir ropa que la industria de la moda necesita para transformar sus métodos y sistemas de producción.

Así, a medida que el mundo cambia su prioridad hacia la sostenibilidad y la circularidad, y vistas las posibilidades y futuro de esta increíble tecnología, no parece muy desacertado afirmar cómo podría desempeñar un papel fundamental en su transformación...

 

Ana González @anaaaaglez

Imágenes: Cortesía de las firmas